
Y de vuelta a lo viejo. Siempre todos los pensamientos vuelven y se recorren mil veces. de una pregunta nacen miles de otras. Todo lo mismo. Todos los caminos que recorría
toda la gente que conocí.. Y al final ¿fue en vano? reconstruyendo mi ideal una y otra vez, cayéndome, arrebatado de amor... Y volver a levantarme. Levantada me caigo de nuevo, trago el polvo de mis angustias. Mil soledades, lloradas en los corazones de los trapos. Y descubrí que mi vida es la senda futura recorrida. Miras hacia atrás y prevees el adelante. Y de unas ruinas nacen otras ruinas. Desgastadas de dolor, descoloridas de tanta lluvia salada, de tanto silencio y grito. Las raíces de mis conocimientos se tornan hacia la luz del sol. Las palabras ¿de qué me sirven? Da lo mismo callar. quizás haya que olvidar como ver. ver que somos sólo hombres, sólo hombres. No encerrarse en el juego eterno de las escondidas.
Y ahí, en ese abismo de la nada y el ser, te aparece la ciudad, lugar habitado por fantasmas. El canto desesperado del amor no llega a sus puertas. Árboles muertos nacen de piedras blancas y mohosas. Los hombres, esqueletos de la columna de la ciudad, sostienen el peso de lo olvidado. Pesares.
Construyendo un nuevo mundo, un nuevo centro con manos invisibles, se cae a pedazos, tornando el pasado futuro, y el futuro presente. Pasado. Circuito malicioso del tiempo del eterno retorno.
Y sin embargo
hay belleza en lo esfímero.