sábado, 11 de agosto de 2007

Equilibrista

Ella
recorre los vacíos de las habitaciones del hoy.
siente que la serpiente
engullidora, no la deja partir por su cuenta.
Siente que todavía no llega la hora de partir.
Impaciente, trata de encontrar un motivo, (la intuición no es un conocimiento)
trata de no ser una pasión inútil.

Ella
que no quiso comenzar a plantar sus pies,
que no quiso verse envejecer, y atolondrada dejó de respirar,
ahora pretende atrapar, uno por uno
los instantes que vuelan rápidos
por la montaña que se llama conciencia.

Nunca termina de comprender porqué él se fue sin su flor.
Ella,
que por no encerrarse, dejó volar su sábana,
y dejó en el mar espejo y peine
y cayó sobre sus pies de nube
lloró.

Odia sus silencios,
le enfurece ser una tempestas arrosadora
que pasa y no pasa cuando se acerca la mano del gigante.
teme tener que dejar,
sin poder decir
aborrece su rotundo vacío, que puebla la noche.

Ella,
que siempre da con las manos vacías.

Y no sabe qué hacer, Ella.

Él,
con sus palabras de seda
que envuelven
encuentra rápidamente el centro del laberinto
y toca.
y promete quedarse un instante
quiere revolverse en el torbellino de ella.

Y
Ella
cayó de su hilo, que le pareció tantas veces alambre

2 comentarios:

... dijo...

Me gusta. Y sí, a veces más que movernos el suelo, lo destruyen por completo. Qué lindo es querer.

María (Letras) dijo...

¿Ella soy yo, sos vos, somos la misma? La misma tormenta llorosa, voz de flor, anhelo de una lluvia de años atrás...

Un saludo^^.